Desmontando la infancia de la Generación Modgi: Calimero.

Calimero, el pollo negro: no confundir con Mandingo, el pollón negro.

Calimero es un mártir, pero no de los que se inmolan en nombre de su Dios, sino un mártir del amor. Es de esa clase de "hombres" que usan la vía de la lástima para intentar captar la atención de alguna mujer. Bueno, en el caso que nos ocupa, de alguna polla. Y no porque el bicho en cuestión tenga ramalazos homosexuales, que podría ser, sino porque el femenino correcto de pollo es polla. Y si no lo es, me da igual, pero es quen hacía tiempo que no incluía ninguna referencia genital-sexual en este vuestro blog.

Que si nadie me quiere, que si me acaba de dejar la novia; que si no sé que, que si que sé yo… El discurso victimista de Calimero era realmente patético: para mí, esta es la segunda peor estrategia para (intentar) ligar; sólo superada por la lamentable técnica de imitar un acento extranjero de algún país exótico, como Italia o Argentina.

Pero también es posible que nuestro plumífero amigo no estuviera interpretando ningún personaje, y que en realidad fuera así de penoso. Entonces sería normal que nadie le quisiera, porque se ve (y se huele) a lo lejos cual es su problema: la higiene personal... ¡Y es que se ha de ser muy cerdo para acabar tan negro siendo un pájaro amarillo! Pero hay algo más... más asqueroso: la cáscara que lleva en la cabeza… ¡que la lleva ahí desde el día que nació! ¿Por moda? ¡No! ¡Por dejadez! Igual no os hacéis a la idea de lo que eso significaría porque sois humanos, así que os haré una pequeña dramatización que os resultará mucho más cercana...

Sr. Manel, el pavo que lo tiene negro: le suelen confundir con Mandingo, el pollón negro.

...¡es cómo si yo llevara restos de placenta en la cabeza! ¿A qué así no me querríais igual?