El último polvo...rón (2 de 3): ¡Un poco de escatología te alegrará el día!

... Me equivocaba. Por la noche empecé a sentir un ardor intenso, como si Paulina Rubio se pusiera a vocear a pleno pulmón en mi estómago el “Y yo sigo aquí” tras 17 rondas de tequila. Pero del tequila del rancio, aquel que sirve tanto para beber como para desinfectar una herida de bala.

A la mañana siguiente fui directo al lavabo (al baño como dicen las personas que pretenden ser finas) y me miré al espejo: todo yo me había convertido en algo similar a un hombre de chocolate.

La transformación la asocié con las arcadas que había sufrido por la noche. Pero pensándolo bien, creo que los amagos de "arrojar" fueron provocados por la última imagen que vi antes de irme a dormir:

Me había convertido en un hombre de chocolate. Posiblemente por el efecto del polvorón milenario que había ingerido en la copiosa comida navideña. O no. El caso es que me había convertido en un hombre de chocolate.

Tras la estupefacción inicial descubrí las múltiples cualidades de esta situación sin par. Si se dice que del cerdo se aprovecha hasta el rabo yo no era menos.: Todo se podía aprovechar de mi. La caspa la hacía servir de virutas para los pasteles. Cuando iba de vientre hacia mousse o fondue, según el estado depurativo de mi chocolateado sistema excretor.

Es más, yo fui el fundador del chocolate Milka. Lo de Mil- hacía referencia al determinante posesivo de primera persona del singular pronunciado por Chiquito. Lo de cag- venía porque contenía cag... calcio.

Como hagáis un chiste con lo de 2girls1cup... me cago en vosotros. ¡Mierda me he liado otra vez!