Experimentos "chorras".

El cerebro no es un máquina perfecta. Pero no estoy hablando sólo del de Sergio Busquets o del de la gemela tertuliana del programa de Arús (la tonta no, la gilipollas), sino que todos son igual de defectuosos. Es por eso que una universidad de una ciudad americana, con nombre típico de estampado de sudadera, ha demostrado la evidencia: No sólo nos puede engañar la novia, el gobierno. el jefe... el cerebro también lo hace. He aquí la prueba:

¿Cuál de estas dos imágenes corresponde al de una mujer?

Si tu cerebro es normal y, paradójicamente, anormal, habrás pensado que el primer rostro corresponde al de una fémina. Error. Las dos imágenes son idénticas, y corresponden a un hombre. Basta con modificar luces y sombras para confundir nuestros sentidos.

Si has fracasado en la elección posiblemente te hayan entrado dudas acerca de tu sexualidad. ¿Sabría distinguir un hombre de una mujer a oscuras? ¿Me darían gato por liebre? O mejor dicho, ¿me darían gato por conejo? Si quieres confirmar/descubrir tu condición, no dudes en resolver la segunda parte del experimento:

¿Cuál de estas dos imágenes corresponde al de una mujer?

Y la respuesta correcta es... las dos. De nuevo, ambas imágenes pertenecen a una misma persona: A una mujer para ser más concretos. Pero en este caso no se ha jugado con luces y sombras, sino con hormonas y tijeras.

Si nuevamente la vista ha engañado a tu materia gris, te recomiendo que empieces por el nivel fácil que incluye el test:

¿Cuál de estas dos imágenes corresponde al de una mujer?

Y la respuesta es.. que las dos fotografías son de un... de una... de... Esta vez no nos encontramos ante dos imágenes idénticas alteradas. Ni tan siquiera son la misma persona. Eso sí, ambos personajes tienen muchas cosas en común. Sobretodo una. Una polla, que con tanto pronombre queda el tema colgado.